¡Yo sólo sé que no sé nada! Aprende algo nuevo cada día y compártelo con los demás
Según se cuenta, un amigo de Sócrates consultó con el oráculo de Delfos quién era el hombre más sabio de Grecia; la respuesta fue Sócrates. El erudito se sorprendió ante tal señalamiento, pues nunca pretendió saber más que los demás. En este momento fue que surgió la frase que ha dado la vuelta al mundo, el postulado que cualquier boca ha pronunciado, desde filósofos hasta profanos. Socrátes, el gran insigne, reflejó en ella su propia ignorancia.
Los seres humanos nos asombramos y cuestionamos lo que está a nuestro alrededor la mayor parte del tiempo. El conocimiento está al alcance de todos y las respuestas en cada descubrimiento.
Pero ¿Cómo se aprende algo nuevo cada día? ¿Qué se necesita para lograrlo? y lo más importante ¿Cuál es la mejor manera de transmitir nuestros aprendizajes?
La primera respuesta tendría que ser "La curiosidad" nuestra capacidad de asombro y sorpresa ante lo desconocido y la apertura de experimentarlo. Es importante tener disposición a probar cosas nuevas y enfrentar las incógnitas que encontremos en el camino. Las enseñanzas más significativas siempre surgen de experiencias y también de retos.
La segunda respuesta viene de vivir los conocimientos que se adquieren, ponerlos en práctica cada día, transformarlos en recursos para la resolución de conflictos. Recuerda nunca hay un límite para el aprendizaje.
"Si es verdad que siempre se puede aprender de los demás y visto que los otros somos nosotros, piensa cuanta gente quizás en este momento está aprendiendo justamente de ti"
Andrea Micciolo
Ser receptivo y escuchar a los demás con detenimiento garantiza ver lo que muchas veces suprimimos. " Así aprendemos a mirar con otros ojos" Las enseñanzas que se adquieren de los demás son herramientas necesarias para el desarrollo humano e intelectual de una persona y viceversa lo que nosotros podamos aportar al otro será indicio para generar una nueva forma de percepción. Reconocer que absolutamente nadie es experto en nada, según la reflexión del famoso pensador griego, permitirá que nuestra mente no sea recelosa del saber ignorado.
Para poder enseñar, es primordial observar y analizar los estímulos que recibamos del exterior. En lo más simple, en lo inesperado, en lo desconocido siempre se puede encontrar sabiduría.
ALRIM
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